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LOS 10 LUGARES MÁS TERRORÍFICOS DE LA MARINA ALTA

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Lugares abandonados, parajes terroríficos o rincones llenos de misterio y curiosidades. La Marina Alta entraña localizaciones con leyendas y relatos enigmáticos y tenebrosos dignos de rememorar durante el día más espeluznante del año. Este es un recorrido por esos diez lugares más terroríficos y sobrecogedores de la comarca alicantina.

El Clot del Lirio - Pedreguer

Imagínate que coges el coche un día semidormido en dirección al bancal a faenar cuando de pronto la tierra bajo tus pies desaparece. No fue concretamente bajo los pies, pero casi fue lo que sucedió a un vecino de Pedreguer durante una mañana de agosto de 1982. Se detuvo con su coche frente a unos naranjos del campo de otro vecino conocido como El Lirio al notar una gran sacudida. Al momento, los naranjos frente a él desaparecieron y una nube de polvo envolvió el lugar. Cuando ésta se disipó pudo ver que, lo que antes era terreno lleno de árboles, ahora era un enorme agujero que parecía no tener fin.

Se dice que esa espectacular brecha, cuyo final nadie ha logrado encontrar, va a parar al mismísimo núcleo del planeta. Incluso hay gente que apunta a que es la puerta de entrada del infierno. Ahora bien, esto no puede ser más falso. Lo cierto es que sí se conoce su profundidad y, pese a que es bien hondo, no llega a los 100 metros. De hecho, ha llegado a llenarse de agua hasta arriba en algún episodio de fuertes precipitaciones.

Sin embargo, es innegable que el misterio rodea ese lugar que cambió el terreno de forma abrupta en un abrir y cerrar de ojos. Algunos expertos dicen que la gran abertura se produjo debido a los gases del agua subterránea que erosionaron la roca, pero quién sabe…

El túnel del barranco - Beniarbeig

Bajo Beniarbeig se oculta una vía destinada solo a los más atrevidos. En ambos extremos del municipio podemos encontrar dos enormes bocas que dan la bienvenida a un trayecto de aproximadamente 1 kilómetro bajo la superficie, donde la oscuridad reina engullendo cualquier atisbo de luz.

Cualquier persona que se haya sumergido en el It de Stephen King puede apreciar muchas similitudes entre estos túneles de Beniarbeig y los de Derry. Una de las entradas dando al riu Girona en una amplia zona un tanto encharcada y con una frondosa maleza que recuerda a los Barrens de King.

Hace unas décadas, cuando el túnel era todavía más corto, muchos jóvenes se retaban a cruzarlo. Tras la ampliación hay que ser muy valiente, o inconsciente, para adentrarse en las oscuras entrañas de Beniarbeig, algo que no aconsejamos en absoluto. Quién sabe si también se esconde algún payaso en su interior.

Llombai - Vall de Gallinera

Llombai forma parte de la ruta de los ocho pueblos de la Vall de Gallinera. Literalmente se trata de una calle, una hilera de casas que conforman lo que fue un municipio, pequeño, pero con vida. Ahora, el paisaje que deja resulta desolador. Todavía se pueden observar los vestigios de lo que fue. Algunas casas presentan objetos de las familias que vivían, no hace tampoco tanto. Y, es que, Llombai quedó deshabitado a finales de los años 70.

A pesar de su condición de despoblado, Llombai resuena en la memoria de los vecinos de la Vall por ser el pueblo donde vivía un peculiar hombre. Muchos lo llamaban el «alemán de Llombai». Pese al mote, ahora se sabe que este hombre era yugoslavo, se llamaba Stefan-Gregor Raiter y llegó al municipio durante los años 40. Y allí permaneció, más solo que otra cosa, hasta su muerte en 1977.

El misterio que cierne sobre esta figura, porque nunca se pudo demostrar claramente, es que era un nazi huido y ayudado en la España de los 40 para refugiarse y jamás ser encontrado. Según cuentan los vecinos de la Vall de Gallinera, era un hombre solitario, excéntrico en algunos sentidos, que rozaba la mendicidad andando descalzo y sin nada propio que llevarse a la boca.

Se dice que el cartero se encargaba de llevarle una barra de pan todos los días, que también robaba frutas y hortalizas de huertos cercanos a donde vivía o que recibía algo de comida de los habitantes contiguos a Llombai. Ahora, tanto Stefan-Gregor como Llombai, quedan en la memoria de quienes los quieran recordar, esperando revivir algún día los mejores tiempos del lugar.

Túnel del Mascarat - Calp

El túnel del Mascarat es muy conocido tanto por conductores como por amantes de los deportes extremos o senderistas. Se sitúa entre Calp y Altea y es el encargado de dar acceso entre las dos comarcas. Sobre él se ciernen dos leyendas, según indica el diario El Español.

Por un lado, se narra que, tras la expulsión de los moriscos en 1609, apareció en esta zona un hombre de extraña apariencia que vagaba solitario sin hablar con nadie. Los habitantes de las poblaciones cercanas le llamaron el «Mascarat» sin saber ciertamente quien era. Se dice que este hombre estuvo meses vagabundeando por la zona, pero, de repente, un día desapareció. Los vecinos se enteraron de que las autoridades habían ahorcado a un cabecilla moro que se escondía junto a sus guerreros en las sierras de Aitana y Bernia. Por este motivo, mucha gente pensó que podría tratarse del famoso enmascarado del lugar.

La otra leyenda cuenta que el «Mascarat» era un joven enfermo de lepra, el cual se ocultaba por la zona viendo pasar sus días y esperando que le llegara la muerte. Lo turbio del asunto es que el pobre chico llevaba puesta una máscara para que nadie pudiera verle el rostro. La lepra lo había desfigurado y la repudia de la gente le llevó a tomar esa decisión. La historia dice que, pasado un tiempo, el joven desapareció y solamente quedó su máscara. El objeto se encontró cerca del túnel que lo ocultó de sus miedos.

El Cementerio de los Ingleses - Dénia

La capital de la Marina Alta cuenta con una rica y larga historia. Su condición de puerto de gran relevancia para fines bélicos o empresariales ha propiciado que la costa dianense fuera surcada por un sinfín de importantes naves a lo largo de siglos. Algunas de ellas encontrando su fin en esta engañosa costa.

Entre la maleza de la Marineta Cassiana, oculto a escasos metros de uno de los paseos con más afluencia de transeúntes del municipio, se encuentra el conocido como Cementerio de los Ingleses, el cual es sin duda uno de los diez lugares más terroríficos de Dénia. Se trata de un conjunto de lápidas antiguas y en pésimo estado de conservación que están entre un salvaje bosquecito que se ha formado en lo que antes era un cementerio.

En él se cuenta que descansaban los marineros que perdieron la vida en el naufragio de la Fragata La Guadalupe a finales del S.XVIII. Una leyenda nutrida por ese oscuro pasado de naufragios al que nos referíamos. Pero nada más lejos de la realidad, ya que la construcción de este camposanto se remonta a 1856, cuando el vicecónsul inglés en Dénia decide construir un cementerio para enterrar a sus compatriotas no católicos. Ese mismo año se enterró a la primera persona y hasta 1913, año en el que se realizó el último enterramiento, se enterraron en total a 14 personas. A día de hoy no quedan cuerpos, ya que fueron repatriados. Allí solo quedaron las tumbas abiertas entre la espesura de un lugar de Dénia que parece sacado de una mismísima película de terror.

Cova Fosca - Vall d'Ebo

La Vall d'Ebo esconde una gran cantidad de cuevas, todas ellas con una gran historia y perfectas para los amantes de la espeleología. En este caso, hablamos de la Cova Fosca, conocida de sobra por sus estrechos y oscuros pasadizos no aptos para claustrofóbicos. Los vecinos de la zona la conocen como «el corral», ya que, antiguamente, la parte más externa de la cavidad se hacía servir para es fin.

Los 70 y 80 centímetros máximos de anchura que tienen los accesos al interior de la cueva hacía que muchos no se atrevieran a pasar a la parte profunda. De este modo, se creó la leyenda de que la cueva escondía grandes ríos subterráneos y pozos de incalculable profundidad.

En 1980 se descubrió que en el fondo de la Cova Fosca hay pinturas de arte rupestre del Paleolítico y cables eléctricos abandonados. En la actualidad, la cueva está cerrada al público, sin embargo, en otros tiempos fue un lugar de peregrinaje para muchos curiosos. Su nombre, sin lugar a duda, produce el misterio y la incertidumbre que, desde luego, sus primeros visitantes debieron experimentar.

Antiguo psiquiátrico - El Verger

Se trata del edificio abandonado de un antiguo psiquiátrico o, como lo llaman comúnmente los habitantes más jóvenes de El Verger, el «manicomio». Se encuentra en la entrada del pueblo, aunque debes fijar la atención para encontrarlo, ya que pasa desapercibido si no sabes de su existencia. Según cuentan, en las inmediaciones había una balsa de riego de considerables dimensiones. Por este motivo, muchos de los vecinos que llegaron a conocerla, simplemente se refieren a él como «la bassa».

En el psiquiátrico había personas de todas las edades. Sin embargo, se cuenta que el sanatorio inició su vida para acoger a niños y niñas con algún tipo de deficiencia y que no era del todo ortodoxo con sus pacientes. Debido a su peculiar alberca, las historias narran que para tener controlados a los enfermos los dejaban todo el día atados dentro de la balsa, la cual estaba vacía. De esta forma, aquellos que pasaban sus días en el psiquiátrico no tenían forma de escapar sin recibir ayuda del exterior.

Sin embargo, otra de las narraciones que puedes escuchar entre la gente del pueblo es que una vez una paciente alarmó demasiado al municipio. La mujer se fugó, ese día no debieron arrojarla a la balsa, de modo que corrió para escapar de su cautiverio. Finalmente la encontraron vagando por las afueras del pueblo, exhausta y desnuda. Quizá alguien siga viéndola a través de las ventanas del edificio esperando a tener otra oportunidad para huir.

Otra de las curiosidades que rodea al antiguo psiquiátrico es su peculiar construcción. La fachada delantera se caracteriza por estar llena de ventanas. En cambio, la trasera cuenta con escasos ocho o nueve orificios. El antiguo psiquiátrico de El Verger algún día albergó la vida que la familia de La Senyoreta de la Bassa, la antigua propietaria, le dio. Sin embargo, años después, y hasta finales de los 70, más o menos, las historias sobre los pacientes maltratados llegan a enturbiar el bello paisaje que rodea el edificio a las faldas de la Serra de Segària.

Ermita Sant Sebastià - Pego

A un kilómetro de Pego, entre extensiones de naranjos, se encuentra lo que antes era una alquería islámica conocida en la zona como Benumeya. Una vez convertida la población morisca se construyó en el lugar, probablemente sobre lo que era la mezquita de la aldea, una ermita que aún, a día de hoy, permanece en el lugar. Con muchos cambios, eso sí, pues sufrió grandes renovaciones hasta quedar finalmente completamente abandonada.

Hoy en día, su barroca arquitectura en la que se nota, y mucho, el paso de los años le da un aire bien terrorífico. El lugar está, como decíamos, totalmente abandonado pese a que se puede acercar cualquier persona hasta donde descansan estas ruinas. De hecho, forma parte de varias rutas para visitar las ermitas de la zona.

Ahora bien, acercarse a la ermita de Sant Sebastià de noche tiene que ser una experiencia capaz de robar el sueño a cualquiera. Su imponente arquitectura, envejecida y en mitad de la oscuridad, le dan un innegable aire a novela gótica que podría hacer revivir miles de historias de casas encantadas guardadas en la memoria.

La bassa dels arcs - Xaló

Esta singular localización se encuentra entre los bancals de Xaló. La construcción se caracteriza por los arcos que se erigen dentro de la excavación, de ellos recibe su nombre. Sin embargo, también se la puede conocer como Bassa del Sapena, por lo que se deduce que así se llamaba el constructor que la realizó. Se trata de una balsa construida entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, cuyo objetivo era recoger el agua que sobraba del sistema de regadío del municipio.

Al recoger el agua, esta se almacenaba para evitar el desperdicio y así volver a utilizarla cuando fuera necesario en los bancals próximos. Lo llamativo de ella son sus arcos. Se levantaron como estructura para sujetar cañas u otros elementos vegetales para cubrir el agua y protegerla mejor con la sombra que generaban. La Bassa está construida en mampostería a base de bloques irregulares unidos con argamasa de cal y, a su vez, impermeabilizada con un mortero más fino.

Se cuenta que la gente de la época llegó a pescar o, incluso, aprendió a nadar en ella. La Bassa dels arcs es, sin duda, un lugar con encanto, con un valor arquitectónico muy potente para la zona y un orgullo para los vecinos de Xaló. Quizá no sea un lugar tan tenebroso como esperas, eso sí, si la visitas por la noche, lleva linterna, no vaya a ser que despiertes con un porrazo en la cabeza y dentro de ella.

Fontilles - Vall de Laguar

Fontilles es un núcleo poblacional que forma parte de la Vall de Laguar. Es conocido, principalmente, por el Sanatorio San Francisco de Borja que allí se encontraba. Este centro abrió sus puertas en 1909 para dar asilo, protección y sanación a los enfermos de lepra. De echo, actualmente existe la Fundación Fontilles que sigue dando apoyo y servicio a personas dependientes o a enfermos crónicos, entre otros. En la actualidad, en la población se encuentran el Hospital Ferris y el Centro Geriátrico Borja.

Más que un lugar terrorífico, se trata de todo lo contrario. Es algo difícil de explicar, pero, al adentrarte entre sus calles, una sensación de paz y tranquilidad recorre tu cuerpo. Se respira serenidad y naturaleza, aunque, actualmente, no se permite entrar en la población a visitar sus lugares sin ser más que un mero visitante de paso.

Fontilles es un enclave sosegado en pleno valle al que la enfermedad por la que se le dio a conocer lo marcará para siempre. Es por ello que, los episodios de repudia e incomprensión a los que estaban sometidos los pacientes que allí acudían son objeto de historias curiosas, tristes y conmovedoras. Puede que estas, a día de hoy, resulten espeluznantes, pero por el rechazo hacia ese tipo de trato que provocan.

La muralla roja - Calp

Una mención especial. Si has visto la serie de Netflix El juego del calamar, ya sabes de qué se trata. La muralla roja o, más bien, la urbanización La Manzanera de Calp es un edificio singular. Quizá por este motivo se ha empezado a especular sobre si la producción de la serie se ha inspirado en esta localización para construir uno de sus decorados. Los protagonistas recorren unas escaleras similares a las de la muralla roja antes y después de cada juego.

Se ha hablado tanto del tema que, hasta su director, seguro que la visitará algún día, si es que no lo ha hecho ya.

Fuente: LAMARINAALTA.COM

EL CASTILLO DE SEGÀRIA, LA DESCONOCIDA FORTALEZA DEL SIGLO XII DE LA MARINA ALTA

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Las ruinas del castillo y el territorio que se divisa. | LEVANTE-EMV

Dominaba la llanura costera de Oliva y Dénia y fue primero un «hisn» musulmán y luego una atalaya cristiana clave para controlar a Al-Azraq

La Marina Alta es tierra de castillos islámicos. El de Dénia es, claro está, el más importante. Pero en los riscos más escarpados, el irreductible Al-Azraq se hizo fuerte en las fortalezas de Benissili y Gallinera, que coronan afilados riscos. También se levantaron castillos en Ambra (Pego), Ocaive (Pedreguer) o en una peña imposible del Mascarat (Calp). Hay otro «hisn» (castillo andalusí) que se erigió en una escarpada cima, la de Segària. Es una fortaleza bastante desconocida. Ahora, en una visita que a propósito de la programación del 9 d’Octubre en Dénia se realizará este sábado, este castillo desvelará algunos de sus secretos.

El castillo de Segària, la desconocida fortaleza del siglo XII de la Marina Alta

«Sí, es de los menos conocidos de la Marina Alta, pero tiene un interés histórico enorme», afirma el arqueólogo y director del Museu de Dénia, Josep A. Gisbert, que asegura que esta fortaleza es clave para entender la conquista cristiana de la comarca y la evolución del «precioso valle de la Rectoria», que fue donde se asentaron los musulmanes expulsados de Dénia.

En la cima de Segària, se conserva un tramo de la robusta muralla de un «oppidum» íbero que estuvo activo entre los siglos V y I antes de Cristo. Y en una escarpada pared que mira al norte están los vestigios del castillo del siglo XII. Es una atalaya impresionante. Se domina la llanura litoral de Oliva y Dénia. Y de ahí que tras la conquista, las tropas de Jaume I también utilizaran esta fortaleza. Controlaban el Camí Reial, antigua vía romana. Además, junto a los castillos de Ocaive y Laguar, este punto era esencial para controlar las revueltas de Al-Azraq.

El arqueólogo de Dénia subraya que en el Llibre del Repartiment y en los pergaminos del Archivo de la Catedral de València hay referencias al castillo y al término de Segària (la actual Rectoria, que incluye los pueblos de Sanet i Negrals, Benimeli, El Ràfol d’Almúnia, Sagra y Tormos). Ya se detectan topónimos como el de «Venimelim», ahora Benimeli, o Arobulata, que alude a la Font de la Bolata de Tormos.

«La toponimía se ha conservado maravillosamente. Su estudio, junto al de la documentación, ayudaría a conocer la historia de este valle durante la edad media», indica Gisbert.

Quienes participen el sábado en la visita (hasta la cima se puede subir en coche y el acceso al castillo es fácil) descubrirán el aljibe islámico. La fortaleza contaba con una pequeña guarnición estable en época almohade. De hecho, también se han hallado fragmentos de cerámica islámica y de un «tannur», un horno para cocer pan. Gisbert cree que si se realiza una intervención arqueológica se podría localizar una torre de esa época. Luego, conquistado ya el castillo, contó con peones (soldados) cristianos. Se construyeron nuevas estructuras. Se creó una terraza de 100x20 metros de poderosa mampostería. Una de las nuevas estancias, techada con una bóveda de cañón, pudo ser una despensa. Y allí arriba, en la cima de Segària y en el castillo, casi se respira ese tiempo de asedios, conquistas y revueltas de los siglos XII y XIII en la Marina Alta.

Fuente: Levante

PANFÍGOLS I MACOQUES

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En els pobles de la muntanya, passada l'estació estiuenca, no abundaven fruites fresques en la dieta diaria dels habitants. A inicis de la tardor en els pallers i terrats de les llars mes privilegiades es podien trobar melons de tot l'any penjats de les bigues dels sostres, xanglots de raïm penjats en canyes, caquis, peres d'hivern i perellons escampats sobre teles de sac i pomes de Beneixama guardades en cistelles; totes elles fruites que no s'aconseguien mantenir mes allà del mes de gener o febrer.
 
La fruita emmagatzemada per a l'hivern se substituïa per peres, carabassa i moniato torrats, codonyat, dolç de tomaca o figues i bresquilles en almívar. També, les fruites seques, sobretot ametles i anous, tenien un paper important en el tancament de les menjars familiars, o servien com a berenar o de picadeta.
 
Una referència especial requereixen les figues seques, única fruita (si excloem les tomaques) que es conservava per al seu consum hivernal mitjançant procés de dessecació.
 
Les figues mes madurs es col·locaven senceres en canyissos per a poder, diàriament, traure-les al sol al matí i protegir-les baix sostre a la nit, per a evitar que arreplegaren el rosada i es truncarà la seua adequada deshidratació. El procés durava aproximadament un mes, depenent de la benevolència de l'oratge, i una vegada seques les figues s'enfarinaven i guardaven per al seu consum al llarg de l'hivern. Soles, farcides de fruits secs o sense emplenar, transformades en pa de figa o fregides ("macoques" o "figues albardaes"), eren un menjar exquisit en èpoques passades.
 
Aquestes son les receptes del pa de figues o "panfígol" i de les figues fregides o "macoques". Espere que us agraden.
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"Panfígols" i “macoques" /Pan de higos e higos fritos

En los pueblos de la montaña, pasada la estación veraniega, no abundaban frutas frescas en la dieta diária de sus habitantes. A inicios del otoño en los pajares y azoteas de los hogares mas privilegiados se podían encontrar melones de todo el año colgados de las vigas de los techos, racimos de uva colgados en cañas, caquis, peras de invierno i peros esparcidos sobre telas de saco y manzanas de Beneixama guardadas en cestos; todas ellas frutas que no se lograban mantener mas allá del mes de enero o febrero. 

La fruta almacenada para el invierno se sustituía por peras, calabaza y boniato asados, dulce de membrillo, mermelada de tomate o higos y melocotones en almibar. También, los frutos secos, sobre todo almendras y nueces, tenían un papel importante en el cierre de las comidas familiares, o servían como merienda o tentenpie.
 
Una referencia especial requieren los higos secos, única fruta (si excluimos los tomates) que se conservaba para su consumo invernal mediante proceso de desecación.
 
Los higos mas maduros se colocaban enteros en zarsos de caña para poder, diariamente, sacarlos al sol por la mañana y resguardarlos bajo techo por la noche, para evitar que recogiesen el rocío y se truncase su adecuada deshidratación. El proceso duraba aproximadamente un mes, dependiendo de la benevolencia del tiempo, y una vez secos los higos se enharinaban y guardaban para su consumo a lo largo del invierno. Solos, rellenos de frutos secos o sin rellenar, transformados en pan de higo o fritos ("macoques" o "figues albardaes"), eran un manjar exquisito en épocas pasadas.
 
Estas son las recetas del pan de higos o "panfígol"y de los higos fritos o "macoques". Espero que os gusten.
 
Panfígol i "macoques"
 
INGREDIENTS
  • • Figues madures seques.
  • • Ametles i nous.
  • • Oli d'oliva.
 
MANERA DE FER

PER ELS "PANFIGOLS"

-Obrir les figues d'una banda i farcir-les amb una o dos ametles o trossos de nous.
-En un motle rodo o quadrat, no massa alt, anar posant les figues farcides formant capes i esclafar-les unes damunt altres, fins omplir-lo.
-Quant el motle estiga ple, posar-li pes al damunt per premsar-ho, cobrint abans el pa de figues amb un tros de tela. Deixar-ho així un parell de dies abans de traure-lo del motle. 
 
PER LES "MACOQUES"
-Obrir les figues i posar-les a remulla fins que estiguen molles.
-Farcir-les una a una amb ametles, nous, etc.
-Tancar-les i esclafar-les amb les mans per a premsar-les un poc i que no s'isquen els fruits secs.
-Fregir-les amb oli d'oliva.
-Escórrer-les bé sobre paper de cuina. 
 
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INGREDIENTES
  • • Higos maduros secos.
  • • Almendras y nueces.
  • • Aceite de oliva.
MANERA DE HACER
PARA LOS "PANFIGOLS"
-Abrir los higos por un lado y rellenarlos con una o dos almendras o trozos de nueces.
-En un molde redondo o cuadrado, no demasiado alto, ir poniendo los higos rellenos formando capas y aplastando unos encima de otros, hasta llenarlo.
-Cuánto el molde esté lleno, ponerle peso encima para prensarlo, cubriendo antes el pan de higos con un trozo de tela. Dejarlo así un par de días antes de desmoldarlo.
 
PARA LAS "MACOQUES"
-Abrir los higos y ponerlos a remojo hasta que estén blandos.
-Rellenarlos uno a unu con almendras, nueces, etc.
-Cerrarlos y aplastarlos con las manos para prensarlos un poco y que no se salgan los frutos secos.
-Freírlos con aceite de oliva.
-Escurrirlos bien sobre papel de cocina.
Fuente: La cuina i el menjar Alacantí

AL AZRAQ, LÍDER DE LAS REVUELTAS MUDÉJARES

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Eterno enemigo de Jaume I, que puso en pie de guerra a los mudéjares.

Busto de Al-Azraq (La Vall d'Alcalà)

 

Al Azraq, que aparece en crónicas y documentos cristianos con las grafías de Landrac, Alazrach, Alazarach, Azadrach, Azadraque, Al-Azark, Aladrach y Alazrach, era originario de Alcalá de la Jovada, lugar en el que había nacido entre 1218 y 1220. Su nombre real era el de Abu 'Abd Allah Muhammad ben Hudayl'. Al Azraq creó una especie de "microestado" en las sierras de la Marina al suplantar al desaparecido sultán en 1244, recaudando los tributos de la zona.

Su residencia principal estaba en el Castillo de Alcalá, donde contaba con una geografía favorable para resistir los ataques de los cristianos. Con gran experiencia militar, Al-Azraq, cuyo nombre en árabe significa “el azul”, era un personaje altivo y astuto.

Zurita, en sus “Anales de la Corona de Aragón” describe su orgulloso carácter en una de las entrevistas mantenidas entre Alfonso X y el rebelde moro, en la que “en unas vistas que tuvieron el rey de Castilla y Al Azdrach, después de haber besado al rey la mano, preguntándole el rey si sabía cazar, el moro respondió que siendo él servido de ello cazaría castillos del rey de Aragón, y de este donaire se habían reído los que se hallaron presentes”.

El anuncio de la expulsión de los moros del Reino de Valencia fue dictado por Jaume I en 1248 ocasionando conatos de rebeldía en todo el territorio. Jaume I reunió un ejército en Valencia y marchando a Benicadell tomó una de las elevaciones de la sierra, obligando a los musulmanes a abandonar el sitio y retirarse a Alcalá.

Jaume I no llevó a cabo el ataque definitivo contra Al-Azraq hasta que éste fue traicionado por un personaje allegado suyo. La campaña definitiva fue muy rápida. Jaume I se dirigió a Alcalá mientras Al-Azraq se retiraba a Gallinera. Tras ocho días de sitio Alcalá se rindió y Al-Azraq tuvo que negociar una salida digna, por lo que, en 1258, tras ser derrotado por los cristianos, tuvo que abandonar el reino al ser expulsado.

La segunda sublevación mudéjar se inició en 1275 por causas complejas. La revuelta se complicó con la entrada de jinetes granadinos y marroquíes que ayudaron a los rebeldes, extendiéndose la sublevación y cayendo en sus manos muchas fortalezas.

De este modo, Al-Azraq regresó en 1276 al frente de esta nueva rebelión procedente del sur de la península. El caudillo andalusí murió cuando intentaba asaltar Alcoy (fecha tradicional de la muerte el 23 de abril, en la famosa batalla de Alcoy, origen de la tradición de moros y cristianos), pero la revuelta siguió hasta ser sofocada en Montesa a finales de septiembre de 1277 por Pedro III.

Fuente: Rutas Jaume I

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