EL REFUGIO ANTIAÉREO DE LA PLAZA LES PALMERETES, CAROLINAS BAJAS. LA LUCHA DE UN BARRIO AYER Y HOY.
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La plaza Les Palmeretes es el centro neurálgico del barrio de Carolinas, en concreto de Carolinas Bajas, que se encuentra dividida de Carolinas Altas por una antigua vereda (actual Calle Jaime Segarra). Una vereda que conducía al ganado que bajaba de nuestras partidas rurales y comarcas interiores hacia el antiguo matadero municipal, ubicado entre la histórica Fuente de La Goteta y el humilde barrio de estibadores del puerto llamado de La Sangueta; nombre dado por la sangrecita proveniente de dicho matadero, que corría pendiente abajo, en forma de rojillo hilillo por el Barranc del Bonhivern (actual Avenida de Denia) hasta El Coco, el final de la playa del Postiguet. Interesante también es saber, que la nombrada Fuente de La Goteta dio de beber tanto a la ciudad musulmana de Alicante, Medina Laqant (el agua era conducida hasta los baños de la mezquita mayor, actual iglesia de Santa María) como a la Vila Nova cristiana. Incluso al final de la Guerra Civil fue el casi único abastecimiento de agua de los cerca de 20.000 presos republicanos que conducidos desde el puerto de Alicante acabarían allí mismo en La Goteta, en lo que se llamaría tristemente Campo de Concentración de Los Almendros. Pero volviendo a Las Carolinas en general, tanto Bajas como Altas, pocos se acuerdan de que, a partir de Julio del 1936, iniciada la llamada Guerra Civil, las calles y plazas de la barriada se socavaron por el trabajo voluntario y anónimo de los vecinos, que, con prisas, con desesperación..., tejieron todo un sistema de galerías para protegerse de los bombardeos. Y precisamente en la plaza Les Palmeretes se construyó uno de los refugios antiaéreos más importantes. Este refugio de la plaza de Les Palmeretes es actualmente noticia. Las obras de reforma de la plaza han finalizado en este mes de marzo de 2021. La vecindad puede volver a disfrutar su deseado espacio de ocio, de encuentro. Pero es precisamente esa vecindad concienciada a través de su asociación de vecinos, la que ha presionado al Ayuntamiento, para poder decidir entre todos como llevar a cabo el diseño del espacio y al mismo tiempo revindicar el refugio, para lograr salvarlo, permitiendo que en un futuro se visibilice para disfrute de todos. El refugio y la plaza tienen muchas historias que contar. Una vecina octogenaria que habita una de las pocas casas en pie anteriores a la guerra, situada en la misma plaza, nos muestra con orgullo una cicatriz en la frente: “¡cuando era niña me pegué un mamporro jugando dentro del refugio y me hice esta herida!”, “¡en esta casa he vivido toda la vida, la construyó mi padre, mira el estucado de la fachada!” “a los niños les ponían una pinza de madera en la boca para que la mordieran y no les estallaran los oídos por las explosiones”. Actualmente esta vecina, que correteaba en sus juegos infantiles por los solares de los edificios destruidos por las bombas de las calles cercanas a la plaza, está a punto de ser expulsada de su vivienda, ya que pretenden derribar el edificio. No sé si los bombardeos causaron tantos destrozos en las casas del barrio como lo hace ahora la especulación inmobiliaria, pero en ambos casos todo es resultado de la violencia contra las barriadas populares y un urbanismo al servicio del lucro, no de las necesidades de los vecinos y vecinas, que al fin y al cabo son quienes habitan el lugar. Otras personas mayores del barrio comentan que los refugios finalizada la guerra no se llegaron a destruir, pensando el nuevo Régimen Franquista que se pudieran de nuevo utilizar en caso de ataque aliado al perder la guerra la Italia de Mussolini y la Alemania Hitleriana. Y un vecino avispado comenta que en los años cuarenta y cincuenta hubo propuestas de transformar los refugios en plantaciones de champiñones e incluso madurar los plátanos que llegaban de ultramar al puerto de Alicante. Lo cierto es que los niños de la posguerra utilizaron los refugios como particulares parques de atracciones, deslizándose por sus taludes de hormigón o adentrándose por sus oscuros pasadizos en busca de jugosos tesoros imaginaros con los que paliar el hambre. La remodelación de la plaza Les Palmeretes fue una lucha, pero continúan otras. Los procesos especulativos que expulsan a vecinos de sus casas y los pisos turísticos tipo Airbnb son una constante en este barrio tan abandonado por el ayuntamiento. Frenar esta degradación o reivindicar más espacios verdes es otro de los objetivos de los grupos vecinales, que, organizados de manera independiente en diferentes colectivos asamblearios, gestionan en solares de fincas derruidas, hasta hace poco llenas de basura, huertos comunitarios, una petanca (juego muy alicantino herencia de nuestra migración a Francia o Argelia) o un mercadillo de productos ecológicos y artesanales quincenal además de multitud de actividades. De hecho de tanto activismo vecinal ha surgido la COCA (Coordinadora de Carolinas) con su propio “Butlletí d´Informació Veinal i Agenda Cultural”, el “Nyas Coca, Publicacio Independient del Pla-Carolines”. El nombre de Nyas Coca viene del puro léxico alicantinista y vendría a significar “¡Toma Ya!”. Yo añadiría “¡Toma Ya!, como se organizan los vecinos del Barrio”. Hoy el entorno de Les Palmeretes es un crisol de culturas que enriquecen el lugar, han venido otras gentes que alegran el entorno con sus expresiones foráneas que ahora también son nuestras; magrebíes, latinoamericanos, africanos, o personas llegadas de los países del este, se funden con la población local que principalmente llegó al barrio en los 60 desde la Mancha. Como dice un vecino “Alacantí de tota la vida” y valenciano parlante: “¡Quan era xicotet en Palmeretes jugàvem al futbol contra la “Selecció” de Albacete, xiquets vinguts amb les seues families al barri a trobar treball en la construcció i en la hosteleria!”. La pequeña comunidad de étnia gitana también está presente en Palmeretes, que alegra las noches con sus guitarreos y palmas. Y es que el tejido social en Palmeretes siempre ha sido constante, me atrevo a decir de los más importantes de la ciudad. A la vera de la plaza han sucedido cosas que tener en cuenta, hubo una época en los 90 que las Manifestaciones del 1 de mayo capitaneadas por los anarcosindicalistas salían de la plaza, en concreto del jubiloso y librepensador bar “La Cava de Ví”. O la Colla de Dimonis “La Ceba” iniciaba los irreverentes Carnestoltes (Carnavales locales) con un espectacular Correfoc (espectáculo de fuego), donde se bailaba al son de la “Dolçaina i tabalet”. Al igual que la presencia de Les Fogueres en Les Festes de San Joan, antigua celebración pagana del solsticio de verano, que llama al cambio de estación y a la renovación. Hasta se veía pasear gente con una camiseta que ponía “República Independiente de Carolinas”. Por esos mismos años, los domingos con verdura y fruta reciclada del añorado Mercadillo de Campoamor, el colectivo antimilitarista, vegano y libertario “Comida no Bombas” deleitaba gastronómicamente, con sus menús gratuitos, libres de sufrimiento animal. Y de manera entrañable aún se recuerda en el barrio “El Centre Autónomo Autogestionat El Cau”, lugar de encuentro y lucha. O las experiencias frustradas de Centros Sociales Okupados, “La Cantera” en la Calle Julio Antonio o “La Nau Pirata” en la Calle General Serrano. Actualmente la reivindicación sigue presente en la plaza. Ejemplos son el local de la Colla Ecologista d´Alacant, tan importante en la preservación del espacio natural alicantino. Sin ellos entre otras cosas el Saladar de Agua Amarga no existiría. O las reuniones en la misma plaza del colectivo “Punto de Información” que luchan por los derechos sociales ayudando a gestionar la Renta Básica Valenciana además de otras ayudas a los más necesitados, con participación activa y compromiso. Incluso en la barriada de manera asamblearia se ha creado un “Sindicat de Barri” que lucha contra los desahucios indiscriminados de la Banca. También ha abierto una librería comprometida con el barrio, llamada “Fahrenheit 451 (en alusión al libro distópico de Ray Bradbury) que ayuda a difundir el pensamiento critico mediante multitud de actividades culturales además de degustar buen café y cerveza artesanal. Y es que Carolinas, la Baja y la Alta es mucho Carolinas, siempre removiendo consciencias y organizando luchas. En el 36, la “Columna Maroto” salió con milicianos voluntarios de este barrio al frente. En los años 20 y 30 florecían Ateneos y Centros Culturales Obreros, así como agrupaciones locales feministas como “Mujeres Libres”. Un barrio donde sus gentes llamaron a las calles con los nombres que decidieron ponerles, Calle de la Azucena, de la Rosa y del Jazmín, nombres de resonancia naturista, hasta una Avenida de la Libertad (actual calle Poeta Zorrilla) o Calle de la Republica (actual Calle 9 d´Octubre, anteriormente llamada tristemente 30 de marzo, fecha de la entrada de los “Nacionales” a la ciudad). Un barrio que también, decidió su nombre, cuando alguien desde lo alto del castillo de Santa Barbara, hace mucho más de siglo y medio, dijo que sus casas de campo disgregadas le recordaban a las islas Carolinas del Pacifico. Y si a las gentes del lugar no les gustan los nombres impuestos por el Ayuntamientos los cambian, algo muy alicantino, la misma plaza de Les Palmeretes oficialmente es Plaza Castellón, pero nadie la llama así, al igual que a la Plaza del Sol, los vecinos la rebautizaron como Plaza Bola de Oro, ¿O alguien sabe que la Plaza del Panteón de Quijano es la Plaza de Santa Teresa? Una barriada con historia que comenzó como lugar de reclusión de enfermos de cólera, alejándolos de la ciudad en aislados lazaretos (casas de encierro fuera de los núcleos habitados) y fue vertebrándose en el siglo XIX con la llegada de las combativas cigarreras de la cercana fábrica de tabaco que aquí se instalaron con sus familias. Obreras precursoras del feminismo alicantino, protagonistas de las primeras huelgas de nuestra ciudad y de las luchas luditas de destrucción de la nueva maquinaria de la época, que les dejaba sin trabajo. Incluso en la esquina de la Calle Cuesta de la Fábrica costearon con su propio dinero la construcción de su sede social con biblioteca, guardería, salas de reuniones, comedor …, un espacio donde crear un mundo nuevo alejado de la explotación. Al final de la guerra el edificio fue incautado por la Falange. A pesar de su valor histórico y arquitectónico el edificio fue derribado. Para rematar de historia singular del barrio en la nombrada Calle Poeta Zorrilla antes llamada Avenida de la Libertad, abrió a principios de los 70 una tienda de electrodomésticos Amado Granell, héroe republicano que liberó París de los Nazis con la famosa 9ª Compañía formada por combatientes republicanos españoles. Y en la cercana Calle Tabarca al lado mismo de la plaza de Les Palmeretes vivió Miquel Grau, asesinado el 16 de octubre de 1977, en la llamada Transición, por la Extrema Derecha en la plaza de Los Luceros (para muchos Plaça dels Estels), mientras colocaba un cartel llamando a una manifestación por el Estatuto de Autonomía del País Valencià y la celebración del 9 d´Octubre, día de la Comunidad Valenciana; triste pasaje de nuestra historia a no olvidar. El Subsuelo de la plaza Les Palmeretes con su refugio antiaéreo número 38 nos habla de la resistencia del pueblo alicantino del barrio de Las Carolinas a los bombardeos fascistas allá en los tristes días de la Guerra civil. Las gentes de la barriada estaban organizadas para resistir porque una cultura popular inmensa se articulaba a partir de su conciencia obrera y de saber que su barrio era su barrio, nadie lo iba a defender mejor que ellos y ellas. Hoy como ayer los vecinos y vecinas sienten que la solución a sus problemas pasa por crear estructuras participativas y críticas para mejorar sus condiciones de vida y luchando dignamente contra las injusticias y la dejadez de los que sustentan el poder. Como bien dicen los carteles colgados en ventanas y balcones del barrio “Palmeretes m´importa”.PERE UBU
Localización: Mapa Refugios Antiaéreos de Alicante
Fuente: Academia.edu, PERE UBU